Remi Fatchéoun, SMA
Nacido en una familia no cristiana
Mi nombre es Rémi. Nací en Costa de Marfil en 1979 y fui bautizado a la edad de 12 años, porque mis padres no eran cristianos. Conocí la Iglesia gracias a una religiosa, Sor Marie-Joseph, después seguí la catequesis, pero todo esto me llevó mucho tiempo....
Nacido en una familia no cristiana
Mi nombre es Rémi. Nací en Costa de Marfil en 1979 y fui bautizado a la edad de 12 años, porque mis padres no eran cristianos. Conocí la Iglesia gracias a una religiosa, Sor Marie-Joseph, después seguí la catequesis, pero todo esto me llevó mucho tiempo....
Un día, la Hermana me preguntó que quería hacer. Previamente, yo había conocido la manera de vivir del padre Luis Rolland, recientemente fallecido y me había seducido su forma de entender el sacerdocio. Expresé mi deseo de ordenarme; para mí, todo sacerdote estaba llamado a irse ya que aquellos a los que veía, habían dejado su país. Más tarde comprendí la diferencia entre los sacerdotes diocesanos adscritos a su diócesis y los sacerdotes misioneros.
Un tiempo de dudas
Comencé a participar en las reuniones de la SMA. Después del bachillerato entré en su seminario para hacer el curso de Filosofía. Durante este período, yo tenía entonces 19 años, tuve dudas sobre mi vocación. Pero gracias al padre Gilles Babinet, viví estos dos años con mucha calma. En Calaví, en el Benín, durante el año de espiritualidad, en el momento en el que hay que tomar decisiones, hice la promesa: ya no era mi deseo de infancia, sino de un joven adulto.
Comencé a participar en las reuniones de la SMA. Después del bachillerato entré en su seminario para hacer el curso de Filosofía. Durante este período, yo tenía entonces 19 años, tuve dudas sobre mi vocación. Pero gracias al padre Gilles Babinet, viví estos dos años con mucha calma. En Calaví, en el Benín, durante el año de espiritualidad, en el momento en el que hay que tomar decisiones, hice la promesa: ya no era mi deseo de infancia, sino de un joven adulto.
Animábamos 45 comunidades
Luego fui enviado para hacer la formación al norte de Nigeria, a la diócesis de Kaduna, donde viví una experiencia de pastoral muy bella, con el Padre John Haverty, un SMA irlandés. Teníamos a nuestro cargo la animación de las comunidades de la misión, con 45 pueblos. A lo largo del año hacíamos tres grandes visitas: la primera de octubre a diciembre, la segunda después de Navidad, y la tercera alrededor de Pascua con la celebración de los bautismos. Al principio yo acompañaba al catequista, pero poco a poco, cuando comencé a hablar haussa, yo mismo animaba las comunidades. Lo que viví allá dejó en mí muy buen recuerdo.
Luego fui enviado para hacer la formación al norte de Nigeria, a la diócesis de Kaduna, donde viví una experiencia de pastoral muy bella, con el Padre John Haverty, un SMA irlandés. Teníamos a nuestro cargo la animación de las comunidades de la misión, con 45 pueblos. A lo largo del año hacíamos tres grandes visitas: la primera de octubre a diciembre, la segunda después de Navidad, y la tercera alrededor de Pascua con la celebración de los bautismos. Al principio yo acompañaba al catequista, pero poco a poco, cuando comencé a hablar haussa, yo mismo animaba las comunidades. Lo que viví allá dejó en mí muy buen recuerdo.
Descubrí otra cara de África
Después de esta experiencia, fui a Nairobi, a Kenia, para estudiar los cuatro años de teología. Allí descubrí otra cara de África, muy diferente del África occidental, por el clima, la cultura, la mentalidad, sus riquezas y su belleza. Los estudios también eran distintos, porque íbamos a un consorcio de institutos que, además de la formación teológica clásica, nos permitía seguir estudios más orientados hacia la misión, en el seno de los diferentes centros.
Después de esta experiencia, fui a Nairobi, a Kenia, para estudiar los cuatro años de teología. Allí descubrí otra cara de África, muy diferente del África occidental, por el clima, la cultura, la mentalidad, sus riquezas y su belleza. Los estudios también eran distintos, porque íbamos a un consorcio de institutos que, además de la formación teológica clásica, nos permitía seguir estudios más orientados hacia la misión, en el seno de los diferentes centros.
¡Fui enviado... a París!
En mi ordenación, yo había expresado dos deseos: ir al Norte de Nigeria, dónde había hecho mi período de formación, o bien a Kenia, en la diócesis de Lodwar, una diócesis muy pobre. Durante mis vacaciones, yo había vivido allí una bella experiencia y pensaba regresar porque este lugar me había gustado. ¡Pero finalmente fui enviado... a París! para hacer estudios bíblicos. Estudié tres años en el Instituto Católico viviendo en la casa provincial SMA. Guardo muy buen recuerdo de la comunidad que me ofrecía un entorno de trabajo acogedor y ¡tuve la oportunidad de hacer el Camino de Santiago!
En mi ordenación, yo había expresado dos deseos: ir al Norte de Nigeria, dónde había hecho mi período de formación, o bien a Kenia, en la diócesis de Lodwar, una diócesis muy pobre. Durante mis vacaciones, yo había vivido allí una bella experiencia y pensaba regresar porque este lugar me había gustado. ¡Pero finalmente fui enviado... a París! para hacer estudios bíblicos. Estudié tres años en el Instituto Católico viviendo en la casa provincial SMA. Guardo muy buen recuerdo de la comunidad que me ofrecía un entorno de trabajo acogedor y ¡tuve la oportunidad de hacer el Camino de Santiago!
Hoy soy director de estudios en el Centro de Formación Misionera de Abiyán (CFMA).
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