lunes, 9 de marzo de 2015

CONSAGRADAS

Cuando era adolescente, veía a la Hermana enfermera, recorrer mi pueblo mañana y tarde, domingo y feriados para ir a visitar, curar, aliviar, poner inyecciones, ocuparse de los moribundos, de la iglesia y ….siempre alegre. Entonces yo me decía: “Como se puede vivir así sin nada para sí, ni tiempo, ni placeres? Un misterio y una locura!”
Años más tarde tuve la respuesta, cuando caí yo misma en “la trampa de Dios”, pues siendo enfermera, crecía en mí un profundo deseo, cada vez más fuerte, de entregarme completamente al servicio de los enfermos. Y la sola respuesta radical a éste deseo, Dios me la mostró, aún a pesar mío.
Esta Religiosa, cuya vida me cuestionaba tanto, era la heredera de una legión de consagradas y consagrados que forjaron nuestra historia desde el tiempo de los primeros monjes y educadores.
Desde hace siglos, ellos construyeron escuelas, orfelinatos, leprosarios, casa de acogida para los pobres y los enfermos de toda clase; en Europa, en África, y todos los continentes.
Tantas obras que estuvieron al origen de nuestras sociedades actuales!
En otras épocas, todo era visible. Hoy, ésta creación continua invisible, pero siempre, generando vida. Esta vida que una parte de nuestra sociedad juzga como innecesaria, pero que los consagrados y consagradas siguen manteniendo para que nuestro mundo tenga vida. “Puestos aparte para la Vida!”
Es por esto que la Hna. Paula, joven libanesa, trabaja en la acogida de los refugiados que llegan a su país, mientras continua su misión en el colegio de las Hermanas nsa, en Kab Elias (Líbano).
Es para dar vida a los leprosos, que la Hna. Etta, comparte su vida con ellos y se preocupa por su salud, en Togo.
Es para dar vida en el silencio  de lo cotidiano que tres de nuestras Hermanas han abierto una comunidad en el barrio de Gerland en Lyon (Francia)
Es para tomar el relevo de la misión de las mayores que la hna. Josefina Arthur, de origen ganeano, hace su Profesión Religiosa Definitiva en nuestra Congregación de Hnas. Nsa, y vive la misión en Rillieux-la-Pape, en Francia.

                                                            Hna. Cristiana Roussey, nsa.

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