Jesús quiere irse a orar después de cenar, está inquieto, tanta adversidad nota que lo está llenando de angustia. La dureza de corazón acecha y es espesa y viscosa, amenaza como una red de muerte, como un lazo del abismo. En la misma cena uno de los suyos ha tenido un comportamiento inquietante y se ha marchado antes que todos. Algo se está tramando y muy serio. Jesús se lleva a orar consigo a Pedro, con el que se enfrentó a propósito de su mesianismo, y a Juan y Santiago, que le pidieron los primeros puestos, al huerto de Getsemaní. Jesús se traga que en la vida no hay atajos, que el Compasivo lo lleva a la compasión solidaria, a la comunidad compasiva con los sufrientes...
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