BA-ILLI: TIEMPO DE PRUEBA.
El Sahel: después de un breve tiempo de misión en Togo, fui enviada al Chad en 1963. Al principio, conocí el sur de Chad, Fort Archambault que luego será Sarh, una hermosa ciudad donde vi iniciarse la JOC (Juventud Obrera Católica) y donde participé en la fundación de una comunidad en pleno barrio, inmersa en la vida de los chadianos.
Pero sobre todo, viviré, a partir de 1963, en Ba.Illi, una parroquia de la diócesis de N´Djamena, situada a 250 km y hacia el sur, a unos 20 km de Bousso, donde vive una comunidad de Hermanas nsa.
Es una misión que nunca podré olvidar. Viví cosas hermosas, pero tambíen experiencias muy crudas.
El Chad sufrió enormemente a causa de la guerra civil entre 1979 y 1980...se necesitan 50 años y también más, para recuperarse de esa experiencia!
En 1984, la estación de lluvias muy breve y poco abundante, ocasionó cosechas pobres, insuficientes y en 1985, una gran hambruna abatió al país. Los graneros estaban vacíos y las ayudas del exterior no llegaban.
Dado que la Hermana Marisa tuvo que partir a la comunidad de Sarh y el Padre Franco, estaba enfermo, me encontré sola para acompañar al equipo que sostenía y ayudaba en las aldeas. Cada vez más, la gente abandonaba sus pueblos y llegaban a Ba-Illi, esperando encontrar un poco de ayuda.
Muchos murieron, otros llegaban tan débiles que no se podían mantener de pié.
Ayudábamos con lo poco que teníamos.
Un día, cerré la puerta y caminé por las calles de esa gran aldea. Ante mi ausencia, una mujer musulmana dijo a la gente: "La Hermana no tiene más nada." La noticia llegó a Alfonso, el catequista del sector, que vivía a 40 km de allí. Un día, él me dijo: "Nunca bebo mi té sin compartirlo con alguien." Así que compartí lo que me ofrecía desde su pobreza.
Nuestras Hermanas en Bousso, vivían la misma situación, y nos veíamos con poca frecuencia.
Un día, llegó un auto del PAM, después de haberse empantanado varias veces a lo largo del camino. Una señora muy gentil, acompañada de su chofer, bajó del auto. Era americana.
Qué alegría! Como la llegada de un Mesías! Por fin nos llegaba la ayuda humanitaria!
Fue necesario que el equipo local se defienda para que los militares no acaparen para ellos, una buena parte de los víveres. Como el único musulmán que había en nuestro equipo, no quería compartir nada con los militares, se lo llevaron! El Padre Bernard no pudo alcanzarlos. Por suerte, un delegado diocesano llegó a tiempo y logró que nuestro hermano no sea puesto en prisión.
Los víveres fueron distribuídos...pero fueron insuficientes.
La gente rompía los hormigueros de las termitas para recuperar los granos almacenados por ellas. Y así, lograban engañar al hambre por un rato. Era tan poco!
Los animales morían al borde del río que se había transformado en sólo un hilo de agua.
Fue una experiencia tan fuerte y triste, casi como la de la guerra civil. Se podrían comparar? Considero una gran suerte haber podido vivir y sobrevivir a éstas duras experiencias.
Hermana Yvonne Boisseau, nsa.
Artículo traducido del boletín de las Hermanas nsa de Francia: "France Horizon", nº 127.
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