lunes, 29 de febrero de 2016

UN DÍA... CHAMPIGNELLES!

Después de haber compartido sus recuerdos de misión en Champignelles http://hermanasmisionerasnsa.blogspot.com.ar/2016/02/la-mision-ayer-y-hoy-hna-monique-martin.html, la Hermana Monique Martin, se propuso contarnos sobre la presencia de las Hermanas nsa en esa pequeña ciudad.
Cada una de nuestras misiones tiene su historia. Lo que vivimos y realizamos, permanece y da fruto a su tiempo. Es bueno mirar los archivos y recordar, para dar gracias a Dios y reconocer que su obra es luz.

CHAMPIGNELLES TIERRA DE MISIÓN.
Situada en el Yonne, Champignelles era una comuna anticlerical en el tiempo de la Revolución. Y ésto dejó sus huellas. 
En aquella época, el cura era militante. Se hacía llamar "Tricolor", haciendo referencia a sus ideas y trabajaba como Secretario del Intendente. Sólo cuatro personas participaban asiduamente a la misa del domingo.
El sacerdote que lo sucedió, pese a sus esfuerzos, durante los 57 años que permaneción allí, apenas si logró que algunos feligreses participen de la vida parroquial. Él vivía pobremente. Seis meses después de su muerte, las pulgas aún no habían abandonado la casa en que vivía!
Llegó el Padre Pandevant, a quien las Hermanas solíamos llamar:"Nuestro Padre Fundador", pues fué quien invitó nuestra Congregación a Champignelles.

EL LARGO TIEMPO DE SIEMBRA.
Inmediatamente él orientó su ministerio hacia "las periferias". La gente no viene: vayamos hacia ellos!
El Padre Pandevant, era cocinero profesional. El había ingresado al seminario, cuando ya era un poco mayor. Con las legumbres de su huerta, preparaba una sopa formidable que llevaba a los enfermos y a las personas solas y aisladas. Los habitantes de Champignelles no eran ricos. Más tarde, hará lo mismo con los dulces y mermeladas que elaboraba. Pero eso no fue todo!
El jueves, día de mercado, era el día privilegiado para los militantes comunistas que aprovechaban para dar sus consejos y puntos de vista sobre la realidad política del momento. Ellos tenían influencia sobre los habitantes. Pero también el Padre Pandevant, pensó que el mercado era un lugar ideal. Así que se hizo presente. Por turno, enviaba a los comerciantes a realizar una pequeña pausa y tomarse un cafecito. Mientras tanto, él los reemplazaba y continuaba la venta en el respectivo puesto. Él ganaba popularidad, pero no lograba llegar a todos los mercaderes que eran numerosos. Necesitaba encontrar Religiosas para ayudarlo en ésta misión! Soñaba con eso...pero el obispo le dijo que no había...y de hecho, él mismo, no encontró.

CUANDO EL SUEÑO SE VUELVE REALIDAD.
Un domingo, él percibe una religiosa participando de la Misa. Era la Hermana Denise Ibos, de vacaciones en la casa de su hermano.
En tanto que Provincial de Francia, ella compartió con el sacerdote, su preocupación ante la dificultad de encontrar un lugar para las Hermanas que debían dejar la misión en Africa y regresar a Francia de modo definitivo. La reacción del Padre Pandevant fue espontánea: "-Démelas! No importa si son un poco mayores o si están enfermas! Ellas serán una presencia orante!"
Aún antes de haber tenido una respuesta de la parte de la Hermana Denise, seguro de que el Señor había escuchado sus súplicas, se puso en la búsqueda de una casa para las Hermanas. Alquiló un departamento en una de las torres de la ciudad. Pero las Hermanas se hicieron esperar...
Un hermoso día de agosto de 1972, llegó la Hermana Antoine Marie, llevando en su "Grisesita" (su célebre camioneta gris!) las cuatro primeras Hermanas nsa para la misión en Champignelles: Hermana Simone Legeais, Hna. Léonie Martin (Julie-Luise), Hna. Yvonne Enderlish y Hna. Madelaine Di Nitto.
Los habitantes descubren lo que son las Religiosas! Mujeres que evidentemente, tienen la misma manera de ver las cosas que el cura párroco: "Las sacerdotes", como diría un niño.
La casa de las Hermanas, tenía como signo, una pequeña cruz.

COMIENZA LA MISIÓN.
Para ganarse la vida, las Hermanas trabajan realizando limpieza en algunas casas, cuidando enfermos y otros servicios. Por su parte, el Padre, pidió a los parroquianos, de llevarles cada domingo, un canasto con mercaderías. Propuesta que fue aceptada.  
Muy pronto el Padre las dirige hacia los no creyentes y las periferias. Una misión de proximidad. Nuestras Hermanas, con toda una vida entregada a la misión, estaban acostumbradas a ir al encuentro de todas las personas. Ellas entraron en la dinámica del Padre, muy rápido. 
Un día, cuando la Hermana Simone pasaba delante de un café, sintió que la llamaban: "- Eh! Hermana!, venga a beber un trago!" "- Y por qué no?", respondió Simone, y entró en el café. Los hombres no se esperaban eso; pero la simplicidad con la que les respondió Simone, les gustó mucho.

HECHANDO RAÍCES.
Las Hermanas habitaban a cierta distancia del centro de Champignelles. La situación era provisoria. El Padre Pandevant, tenía previsto una casa muy cerca de la Iglesia. Se trataba de una pequeña casa que en su tiempo, había sido el lugar donde alojaban a los perros de caza del castillo que fue quemado durante la Revolución. El último habitante de ésta casa era una señora muy anciana que ocupaba una sola habitación. Todo estaba en mal estado y necesitaba importantes reparaciones para ser habitable.  
Era la casa más antigua del país. Sus muros, muy gruesos, eran de tierrra mezclada con pelo de conejo. La casa era como un castillo de arena puesta sobre el suelo, sin cimientos (un día, lo descubrimos y comprobamos!). El techo ocasionaba grandes problemas y continuó haciéndolo. La Intendecia alquilaba ese "monumento histórico". El Padre Pandevant, se encargó de la restauración. Él se las ingenió para pagar los gastos. Elaboró artesanías en arcilla que hacía secar en estantes instalados alrededor de su cocina. 
¿Cuántas cosas más inventaría éste sacerdote?

LA CASA DE LAS HERMANAS.
Así fue bautizada por las gente de Champignelles. Las Hermanas se mudaron el 28 de diciembre de 1975. El vecino de enfrente era un herrero que hacia magia. Realizaba unas mezclas con el hígado y la molleja de los cuervos. Era adivino, hacía horóscopos, curaba a su manera. El vecino de al lado, era un comunista muy comprometido. Con el tiempo, se convirtió en un gran amigo de las Hermanas. Siempre dispuesto a prestar servicios, feliz de pasarles su diario "La Humanidad", que ellas leían. _ "Nos entendemos bien", decía él, "porque nos respetamos mutuamente. Cada uno tiene sus ideas."
Instaladas en pleno centro, las Hermanas se comprometieron mucho más con la pastoral: catequesis, el movimiento "Vie Montante" (hoy, MCR), lanzaron un equipo de liturgia, un coro, sin eclipsar a los laicos que colaboraban en la parroquia.
Comenzaron a llevar la Eucaristía a los enfermos. Pero necesitaron un buen tiempo para que ésto forme parte de las costumbres del lugar. Visitas a domicilio; también solían frecuentar el club. Un hombre, confesaba un día, que él se cuidaba de no insultar cuando la Hermana estaba en el club.
El terreno de misión no tenía límites! Las Hermanas fueron muy queridas por la población.

EL GRAN CAMBIO.
En 1984, el Padre Pandevant deja Champignelles. A partir de ese día, no hubo más sacerdote viviendo en la parroquia. 
Era un sacerdote de la parroquia vecina, situada a unos 15 km, el que venía para celebrar la misa del domingo, como también los entierros, los sacramentos, las reuniones del Consejo parroquial.
En 1988, el sacerdote muy cansado, se retiró. Ante la ausencia de sacerdote, debieron reorganizarse todos los servicios de la Parroquia (cuatro comunidades). 
Las Hermanas, junto al equipo de laicos, tuvieron una gran responsabilidad en la animación de las comunidades. Un sacerdote que era director de un enorme colegio en uno de los pueblos vecinos, aceptó celebrar la misa cada domingo. Él recorría 45 km para llegar a Champignelles. Así fue durante algún tiempo...
Otra misión comenzaba: la de  animar una parroquia "bajo la mirada" de un sacerdote vecino, que ante el obispo, garantizaba la buena marcha de la misma. 
Un día, en el año 2004, el periódico de Yonne, anunciaba: "La casa de las Hermanas Misioneras de Nuestra Señora de los Apóstoles, es cerrada después de 32 años de presencia en Champignelles."
Veintitrés Hermanas nsa vivieron la misión en Champignelles desde la fundación, en 1972.
La casa se cerró el 1ª de octubre del 2004. Las Hermanas Marguerite Champonnois y Raymonde Large, fueron las últimas que ocuparon "aquella antigua casa", como lo señañaba el periodista.
La parroquia dió a las Hermanas un hermoso saludo misionero: "Champignelles nunca olvidará sus Hermanas. Señor, puedes dejar a tus servidoras irse en paz. Sus ojos han visto tu Salvación!"

                       Hermana Monique Martin, nsa

Artículo traducido del boletín de las Hermanas nsa de Francia: "France Horizon", nª 127.

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