miércoles, 6 de julio de 2016

EXPERIENCIA EN TAIZÉ

"Feliz quien se abandona a tí, oh Dios, en la confianza del corazón, tú nos guardas en la alegría, la simplicidad, la misericordia." (Canto de Taizé)

El 25 de febrero 2016, acompañé a los jóvenes de la capellanía de nuestra parroquia de Rillieux-la-Pape a Taizé, durante cuatro días de tiempo espiritual y de encuentros con otros jóvenes de diferentes parroquias e iglesias del mundo entero.

LA VIDA EN TAIZÉ
La vida con los Hermanos de Taizé, al igual que en pueblo, es una vida sencilla, solidaria y de abandono en Dios. Verdaderamente, todo es sencillo en Taizé. La comida, las habitaciones, algunos banquitos en la iglesia...también su cementerio es sencillo. 
Personalmente, me llamó mucho la atención ésta simplicidad de corazón y en todas las cosas y eso me interpeló a vivir ésta sencillez.
Había también mucha solidaridad y hemos trabajado todos juntos, pese a nuestras diferencias de Iglesia, de países, de culturas.
Cada día, teníamos la oportunidad de tener uno de los Hermanos de Taizé que venía para compartir con nosotros la Palabra de Dios sobre diferentes temas, como también su propia experiencia de vida.
Luego íbamos para compartir en pequeños grupos.

En Taizé sólo hay oración. Nuestra tiempo durante la estadía, estuvo muy bien programado. 
Tuvimos tiempo para recorrer y descubrir el pueblo mientras jugábamos a la búsqueda del tesoro, y también durante la exposición de talentos.

ENCUENTRO CON DIOS
En Taizé, la oración está compuesta por cantos y por la meditación de la Palabra de Dios. Gracias a los Hermanos sacerdotes y a otros sacerdotes que acompañan, teníamos la celebración de la Eucaristía cada día y el Sacramento de la Reconciliación, cada tarde.
De mi parte, aprecié la oración más que todas las otras actividades del día, porque me dió la oportunidad de conectarme con El Señor, pese a todas las actividades programadas. Tambíen me permitía dar gracias a Dios por habernos acompañado durante toda la jornada y confiarle el tiempo de descanso nocturno.  

A través de los cantos que hablan al corazón, conocí a Dios de una manera más profunda: Él que siempre está a mi lado y me invita a abandonarme a El con absoluta confianza. 
La oración del viernes por la tarde, con el sacramento de la Reconciliación nos dió la oportunidad de reunirnos alrededor de la cruz para meditar la pasión de Jesús, pero también, de abandonar todas nuestras preocupaciones y angustias. Par mí fue un momento de gran liberación!

La celebración de la Resurrección de Jesús durante el sábado por la tarde, con las pequeñas velas de Taizé, nos permitió festejar con alegría la victoriosa resurrección de nuestro Salvador. 
Es una experiencia que recordaré por el resto de mi vida.

AGRADECIMIENTO
Agradezco a todas las personas que organizaron éste programa y a los responsables de la capellandía de la Parroquia de Nuestra Señora de la Esperanza, por haberme permitido participar de éste encuentro.
 
                                                     Hna. Rose Quansah, nsa

Artículo traducido del boletín de las Hermanas nsa de Francia: "France Horizon", nº 128.

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