viernes, 15 de mayo de 2015

VIAJE MISIONERO AL BURKINA FASO

Este es el testimonio de un grupo de jóvenes italianos que partió al encuentro de otra cultura. Fueron por algunas semanas a la comunidad de Hermanas nsa de Diabo, en Burkina Faso. 

¿Cómo maduraste tu elección de ir a Burkina Faso?
-Se podría decir que fui contagiada por el entusiasmo de las personas que antes que ya hicieron ésta experiencia. Ver sus rostros resplandecientes y la alegría que tenían al volver de la misión, me hizo comprender que partir era la mejor decisión. Siempre me atraía la idea de realizar un viaje misionero, pero no se daba la oportunidad…hasta que finalmente llegó el momento y no dudé en tomar la decisión. R.T.

-Esta fue mi segunda experiencia en Burkina Faso. El año pasado decidí partir después de haber escuchado el testimonio de la Hna. Alma Comi, en la Misa dominical. Yo estaba con una amiga, y las palabras de la Hna. Alma, fueron directo a mi corazón. Ella describía una realidad que parecía que me estaba esperando. Ella terminó su testimonio diciendo: “Quizás después de escuchar mis palabras, alguno o alguna tenga deseos de venir al África..”
Al final de la Misa, nos anotamos para formar parte del grupo que empezaría a prepararse para una misión breve en Burkina.
Después de haber visto durante mi primer viaje, el lugar, las necesidades concretas y el gran compromiso de la Hna. Alma, decidí repetir la experiencia éste año.
Quise volver para realizar lo que más me gustó hacer el año precedente: hacer jugar a los niños y niñas! Entonces con otros jóvenes que también partirián a  la misión, organizamos momentos de animación para realizar en una de las aldea. Fueron tres jornadas que regalaron sonrisas a tantos niños y niñas, a sus madres, a los padres, a los abuelos.
Aún tengo muy presente en la memoria la cálida bienvenida y acogida que nos ofrecieron desde el principio. Salieron a nuestro encuentro, con cantos y bailes. Bastaba cruzar sus miradas para, sentirse bienvenido!
Fueron momentos muy ricos, de gran intercambio: cantos, bailes, diversión, y gestos de amistad como abrazos y apretón de manos que nos hicieron tanto bien y nos ayudaron a conocernos unos a otros. B.B.

Qué perspectivas tenías de éste viaje?
-Traté de partir con la mente abierta, para poder conocer una nueva realidad sin prejuicios.
Algunos me preguntaban ¿Qué vas a hacer, cómo vas a ayudar? Mi respuesta era evasiva; hablaba más bien de la animación que haríamos en una aldea. Yo pensaba más bien en conocer una realidad distinta y no estaba tan preocupado por lo que podría hacer para ayudar. R.R.

-Me preparé al viaje con serenidad, confiando que el Señor me acompañaría tanto en los momentos felices como en los más complejos. R.T.

-Mi deseo de ayudar un poquito, desde mis posibilidades, y la “curiosidad” de conocer una cultura completamente distinta a la mía. A.M.

-En éste viaje misionero, quería ser como una esponja para impregnarme al máximo de aquella cultura tan diversa a la mía. Al escuchar el testimonio de la Hna. Alma, sentí un profundo deseo de partir y mirar aquella nueva realidad con gran respeto y con los ojos del corazón. No niego que también sentí miedo: miedo por aquello que no conocía, miedo de no lograr adaptarme, miedo a las distintas emociones y sentimientos que surgirían en mí. B.B.

Qué te imnpactó al llegar a Ouagadougou? Y más tarde, en Diabo?
-Primero, fue el largo viaje desde Ouaga hasta Diabo. En Diabo, pese a lo breve de nuestra estadía, pude ver algunos aspectos sobre la vida, el misterio, las casas: algunos eran como me lo imaginé, otras, eran muy distintos. El contexto rural de Diabo, corresponde más al imaginario que tenemos sobre “Africa” en Europa. La sencillez de la vida y de la gente, nos permitió y facilitó la adaptación progresiva. R.R.

-Había escuchado la descripción del Burkina de quienes ya habían estado allí, pero hasta que no se hace la propia experiencia, no se puede imaginar lo que realmente se descubre.
La capital, Ouaga, es una gran ciudad pero no es el reflejo del país, y menos de Diabo. Para mí, Burkina Faso es la tierra colorada, pero también tiene el color de su gente: mujeres buscando y trasportando agua, niños en la calle que deben crecer y madurar antes de lo previsto…pero sobre todo, el Burkina es sonrisas, manos tendidas en señal de amistad y abrazos fraternos, danza y mucha alegría. B.B.

Qué riquezas descubriste al encontrarte con una cultura tan distinta a la tuya?
-Tuve la impresión que se trata de un pueblo que ama dialogar, hablar, y que se toma el tiempo para hacerlo. Mujeres que tienen mucha fuerza. Un pueblo con mucha energía, sobre todo en los niños. Un pueblo con una gran dignidad. R.R.

-He descubierto el don de la hospitalidad: aunque no tenían grandes cosas para ofrecernos, hicieron todo lo que estaba a su alcance para que al visitarlos nos sintiéramos como en nuestras propias casas. El valor de la simplicidad: gracias a todos los niños que jugaron con nosotros, he comprendido que es fácil divertirse con otros, aunque más no sea bailando y cantando al ritmo del tambor. F.T.

-He comprobado que no es necesario tener todo lo que dicta la moda para vivir feliz y que se puede vivir contento aún con muy poco. G.M.

Quieren compartir algún hecho que los haya conmovido más? Qué cosa cambió en Uds.?
-El primer día que fuimos a Silmitenga para la animación con los niños, cuando llegamos, fuimos rodeados de una marea de niños. Una de las niñas me tomó por la mano, y nuestras miradas se encontraron. En ese momento me sentí acogida. Y entonces comprendí que ya no estaba allí para una experiencia personal, sino para una experiencia de vida en comunidad. R.T.

-El encuentro con Pascalina me conmovió profundamente. Cuando entré en su cabaña, no pude contener mis lágrimas pensando en cuántas veces me lamento por cosas que no tienen importancia. Ella está enferma, sin embargo, estaba ante mí con una gran sonrisa. Ella, para mí, es una heroína, un modelo a imitar. Cada vez que estoy en dificultades, me viene su rostro a la mente y me ayuda a continuar, sin quejarme. Me recuerda que pese a todo la vida es bella, y sobre todo, que es hermoso sonreír. B.B.

Qué dirías a tus amigos y demás jóvenes?
-Algunos de mis amigos decían que era una locura lo que hacía…hoy, no tengo duda de que hice la elección correcta. No es que todo haya sido fácil, pero estoy segura que éstas experiencias que sacuden nuestro pequeño mundo, nos ayudan a crecer, aprender, abrir los ojos a otras realidades. F.T.

-Yo les diría:
Vayan con el corazón para amar y acoger, con las manos listas para ayudar, con la sonrisa para regalar, con los brazos preparados para abrazar, con los ojos dispuestos a observar y emocionarse sin temor, con las piernas dispuestas a saltar y bailar! B.B.


-Les aconsejo ir y conocer a los misioneros que son un verdadero ejemplo. La Hna. Alma da la vida por ese pueblo. En sus palabras y gestos se percibe todo el amor que les tiene. Para mí, ella fue una guía especial, me acompañó y nunca me dejó sola. R.T.


Traducido de la revista "Regina Apostolorum", de las Hermanas nsa de Italia. Marzo 2015. 

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