martes, 25 de agosto de 2015

IR HACIA LAS PERSONAS DESPLAZADAS (PDI): MI ENCUENTRO PERSONAL.

En tanto que Hermana Misionera de Nuestra Señora de los Apóstoles, me siento privilegiada de formar parte de éste esfuerzo de la Iglesia de Nigeria para dar apoyo y ayuda a quienes fueron más afectados por la ola de violencia y persecuciones.

Con CARITAS de Nigeria, trabajamos para dar una mano a los desplazados en el interior del país. Algunos son recibidos por miembros de sus familias o por sus amigos, otros, en campos de gobierno, mientras una gran mayoría que no tienen dónde ir, viven en casas precarias, esperando alguna ayuda.
Trabajamos juntos: musulmanes, cristianos y organizaciones humanitarias, con el fin de ayudar a las víctimas.

Hay un nuevo servicio de ayuda que es el Counseling de Traumatismos de las Víctimas del Terror, proyecto apadrinado por la Fundación Tony Blair. Aún no creamos un nuevo grupo, sino que nos sumamos a los que ya existían. Ya que estamos en tiempos electorales, debemos permanecer atentos y no dejarnos influenciar por las propuestas políticas, para no perder la neutralidad y la confianza de la gente a la que queremos ayudar. Los políticos quieren utilizar todos los medios para sus campañas, aún el sufrimiento de éstas personas.

Comenzamos de manera sencilla: después de haber dialogado con nuestros colaboradores, lanzamos una mini campaña en el noreste del país, para conocer exactamente las necesidades de la población.
Luego, buscamos vestimenta, alimentos no perecederos, elementos de higiene y sobre todo mucho amor, para compartir con éstas personas desplazadas del noreste, y que se encuentran actualmente diseminadas, sobre todo en las grandes ciudades del norte. 

Viajamos a Jalingo, en el Estado de Taraba, donde hubo enfrentamientos con los pastores nómades del pueblo Fulani y además recibieron personas desplazadas internas (PDI) de los Estados de Borno y de Adamawa.

El viaje de doce horas de Abuja a Taraba, ya fue un aprendizaje y muestra de cuán vasto es nuestro país. Nos detuvimos en Wukari para el almuerzo, y visitamos una parroquia que fue afectada por las confrontaciones entre comunidades. Es doloroso ver en ésta ciudad, las granjas abandonadas, las aldeas y las casas incendiadas. Las aldeas y las ciudades situadas entre los ríos Benue y Taraba, fueron las más afectadas.
 En Jalingo, fuimos cálidamente recibidos por el obispo de la diócesis: Monseñor Charles Hammawa, los Directores de Justicia, Paz y Desarrollo, CARITAS Nigeria y Diálogo Interreligioso. 

El domingo fuimos al encuentro de las personas desplazadas internas en Jalingo. Fué fácil organizar el encuentro, porque la diócesis ya estaba brindando alguna ayuda.
Fue difícil retener las lágrimas al escuchar sus historias de tanto dolor: masacres, pérdidas, violence, esclavitud.
Es conmovedor ver a niños, jóvenes, ancianos y personas con discapacidades físicas, viviendo en situaciones tan precarias después de haber abandonado el confort de sus hogares. Muchos de ellos viajaron durante días y días antes de encontrar un poco de seguridad para sus vidas.
Me conmoví profundamente al escuchar a una joven mujer contarme que su aldea en Bazza fue invadida, su padre, asesinado y su familia fue dispersada en distintas direcciones.
Algunas familias tratan de reunirse, mientras que otras, no están seguras de que sus seres queridos hayan podido sobrevivir.
No pude contener mis lágrimas al escuchar a una anciana que camina con ayuda de un bastón, contó que huyendo de Camerún, tuvo que esconderse en el bosque hasta que logró llegar y encontrar ayuda en Jalingo.
Muchos nigerianos huyeron hacia Camerún a causa de violencia de Boko Haram. Pero como éste grupo ahora ejerce su violencia también en Camerún, los nigerianos huyen hacia la frontera.
Estas personas reciben un poco de ayuda de parte del gobierno, de las ONG y de grupos religiosos, pero no es suficiente.
Mientras continuamos reclamando a nuestras niñas de Chibock, nos alegramos y celebramos el coraje de las Hermanas Agustinas que se fugaron con algunas de las jóvenes que estaban en su internado de Biu; actualmente, ellas están a salvo y continuan su educación en Jalingo.
Al igual que ésta, hay algunas otras historias con final feliz. Pero el dolor está inscrito en el rostro de cada uno y cada una, del mismo modo que surge constantemente la pregunta: "Cuándo terminará todo ésto?"

En Abuja, hay algunos campamentos de PDI a los que visitamos y llevamos consuelo. Lo positivo es que en esos campamentos, no sólo hay cristianos, sino también musulmanes. Así, queda de manifiesto la dimensión interreligiosa que hace frente a ésta problemática y además muestra, que somos capaces de trabajar juntos en tanto que un mismo pueblo.

Es difícil comprender la falta de ayuda aparente frente a tanto sufrimiento injustificado de nuestro pueblo, pero cuando consideramos la dimensión mundial del terrorismo, comenzamos a apreciar el inmenso esfuerzo para terminar con ésta amenaza.
Es notable la manipulación política de la situación, tanto a nivel local, como internacional.
Es necesario poner el acento en lo esencial para conservar la esperanza.
Es difícil comprender cómo los derechos humanos pueden usar el sufrimiento de tanta gente para su propio beneficio. En consecuencia, somos más desafiados a comprometernos a vivir el lema: "Ser la voz de los sin voz".
Colaboramos con CARITAS y otras ONG y lanzamos al gobierno, el desafío de asumir su parte de responsabilidad y procurar seguridad y bienestar a las personas. 
Y así, hicimos amistar con algunas personas vulnerables de nuestra sociedad: es el sentido de la misión aquí!


                                  Hna. Anna Falola, nsa.

Traducido del boletín "Punto de Encuentro" del Consejo General de las Hermanas Misioneras Nuestra Señora de los Apóstoles, mayo 2015.


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