Hoy hacemos memoria de NORA SECULINI de MUIÑO de la Prelatura de Deán Funes, Provincia de Córdoba.
• Esposa, mamá, misionera y catequista…
Me bastan sólo cuatro palabras para evocar la memoria de una mujer con el temple de las mujeres santas que son alabadas en la Sagrada Escritura.
Tuve a Nora como compañera en la experiencia formativa del ISCA en 1995 cuando se nos ofreció realizarla en la modalidad presencial y compartida por muchos catequistas de la zona Centro de nuestro país.
En la trama del tiempo fui descubriendo una mujer íntegra y profundamente enamorada de Dios, de su marido Héctor, de sus hijos. Con una opción radical por el anuncio del Evangelio que los llevó a dejar la ciudad de Córdoba y emprender la aventura de matrimonio y familia de misioneros y catequistas en la Prelatura de Deán Funes.
Comenzada la formación quedó embarazada de su última hija y primero con el embarazo y después con Cecilia en brazos pudo finalizar con todos el curso en 1997.
Silenciosa, servicial, conciliadora; de pensamiento y reflexión penetrantes…su opción por la catequesis la puso siempre entre los más pobres.
Su testimonio y su legado fue de una vida totalmente despojada de lo superfluo y con actitud humilde nos enseñó a “quedarse con la mejor parte” que es Jesús y su Evangelio para sembrarlo entre todos.
Su memoria nos renueva en la vocación y en el ministerio catequístico.
Recibió la visita de una enfermedad que al inicio confundió a todos: a ella, a su familia y a los mismos médicos.
El 30 de noviembre de 2008 la hermana muerte le abrió las puertas del Paraíso. Este acontecimiento nos sembró dolor, sorpresa y desconcierto, pero a la distancia la reconocemos como parte de una nube de testigos que se nos adelantaron hacia la Casa del Padre en la Pascua para siempre.
¡Gracias, Nora, por dejarnos hacer de tu vida una memoria agradecida!
Me bastan sólo cuatro palabras para evocar la memoria de una mujer con el temple de las mujeres santas que son alabadas en la Sagrada Escritura.
Tuve a Nora como compañera en la experiencia formativa del ISCA en 1995 cuando se nos ofreció realizarla en la modalidad presencial y compartida por muchos catequistas de la zona Centro de nuestro país.
En la trama del tiempo fui descubriendo una mujer íntegra y profundamente enamorada de Dios, de su marido Héctor, de sus hijos. Con una opción radical por el anuncio del Evangelio que los llevó a dejar la ciudad de Córdoba y emprender la aventura de matrimonio y familia de misioneros y catequistas en la Prelatura de Deán Funes.
Comenzada la formación quedó embarazada de su última hija y primero con el embarazo y después con Cecilia en brazos pudo finalizar con todos el curso en 1997.
Silenciosa, servicial, conciliadora; de pensamiento y reflexión penetrantes…su opción por la catequesis la puso siempre entre los más pobres.
Su testimonio y su legado fue de una vida totalmente despojada de lo superfluo y con actitud humilde nos enseñó a “quedarse con la mejor parte” que es Jesús y su Evangelio para sembrarlo entre todos.
Su memoria nos renueva en la vocación y en el ministerio catequístico.
Recibió la visita de una enfermedad que al inicio confundió a todos: a ella, a su familia y a los mismos médicos.
El 30 de noviembre de 2008 la hermana muerte le abrió las puertas del Paraíso. Este acontecimiento nos sembró dolor, sorpresa y desconcierto, pero a la distancia la reconocemos como parte de una nube de testigos que se nos adelantaron hacia la Casa del Padre en la Pascua para siempre.
¡Gracias, Nora, por dejarnos hacer de tu vida una memoria agradecida!
ORACION:
Padre Dios al hacer memoria de la vocación y misión de nuestra hermana Nora, te presentamos su vida de esposa, mamá, misionera y catequista. ¡Gracias por su testimonio de vida sencilla, silenciosa y comprometida con la siembra del Evangelio de Jesús entre los más pobres! Amén y hasta encontrarnos en la Pascua eterna.
Padre Dios al hacer memoria de la vocación y misión de nuestra hermana Nora, te presentamos su vida de esposa, mamá, misionera y catequista. ¡Gracias por su testimonio de vida sencilla, silenciosa y comprometida con la siembra del Evangelio de Jesús entre los más pobres! Amén y hasta encontrarnos en la Pascua eterna.
Pbro. Francisco Bisio, Arquidiócesis de Córdoba.
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