LA BELLEZA SALVARA KIKOLO

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El Papa Francisco sigue repitiendo que la Iglesia no tiene que ser “autoreferencial” sino un “hospital de campaña” y que así el la prefiere … “una Iglesia accidentada, herida y sucia por haber salido en las calles, en lugar de una Iglesia enferma por su cerrazón y la comodidad de aferrarse a sus seguridades."

No es dificil considerar Kikolo como nuestro común “campo de batalla”, no solamente por los disparos que se escuchan durante la noche, sino también por la lucha cotidiana para la supervivencia en un barrio de polvo y de barro, de bassura y aguas malolientes, de violencia y de drogas, donde la gente no tiene otra perspectiva que el gran mercado abierto donde se vende y se compra de todo, aún lo que no tiene precio.

Desde su creación la Parroquia Santa Isabel, ha sido un "hospital de campaña", casa abierta, comunidad en salida para hacerse cercana y continuar la misión de Jesús: “dar la vida en abundancia”. La lógica es la de la  encarnación, del estar aqui, en el barrio, con la gente, caminando juntos y ofreciendo espacios y momentos de encuentro y de reflexión. La fuerza principal es la del Evangelio, que nos hace sentir importantes y amados aún cuando no contamos nada para nadie y que como una semilla entra en la tierra y lentamente, muy lentamente, hace siempre germinar algo nuevo.

La Palabra de Dios y la fuerza de los Sacramentos entran en nuestra vida y empezamos dinámicas nuevas, de respeto y de servicio, de honestidad y de fidelidad, de altruismo y de perdón.  Cuatro mil niños y jóvenes en la catequesis, en las liturgias, en grupos y movimientos, van aprendiendo que tienen valor no cuando se golpean y roban, sino cuando construyen el bien en sus vidas.

Setecientos alumnos tienen oportunidad de estudiar en nuestra escuela primaria y secundaria. Con el Padre Ceferino Cainelli, hemos pensado que era importante sacar de la calle algunos jóvenes desocupados y ofrecerles una formación profesional que los ayudara a encontrar un trabajo. Asi nació el Centro Profesional “Nazaret”, que empezó modestamente, en un galpón construído en un pedazo de tierra a dos km de la parroquia, ofreciendo un curso de herrería. Se añadieron después el curso de electricista, de cocina y pasteleria, el curso de decoración, de costura y de peluqueria.

Con la ayuda de SMA Solidale y otras personas, el Centro se ha desarrollado mucho más. Ahora existe una estructura con tres espacios para los cursos y dos oficinas para formadores y la secretaría.  Tenemos un generador eléctrico, que nos permite trabajar cuando no hay  electricidad. Los formadores son pagados en parte con el modesto contributo de los jóvenes, otra parte proviene de la parroquía  que destina el 5% de las ofrendas a las actividades sociales, y sobre todo, con el aporte de SMA Solidale, que es en realidad lo que permite la supervivencia del Centro. 

Durante éstos años,  centenares de jóvenes (ahora son cerca de 400 por año) han pasando por nuestros cursos; muchos han encontrado trabajo en empresas de la zona como electricistas, cocineras, etc.. Muchas jóvenes han empezado pequeñas actividades de pastelería en la organización de fiestas y de bodas. En la peluquería, con cada cabeza crean verdaderas obras de arte

Esperamos, dentro de algún tiempo, contar también con modistas de alto prestigio.  “La belleza salvarà al mundo” – dicía Dostoevskij. También  Kikolo es bello cuando miramos a los ojos de nuestros niños, la elegancia de nuestras jóvenes, las arrugas de nuestras abuelas. En un barrio de barro y basuras, lograr crear un peinado artístico, un vestido elegante, un plato delicioso, una canasta de flores artificiales, una torta para grandes ocasiones, quizás no transfigura el ambiente, pero trasforma la personalidad de muchos que aquí se han comprometido codo a codo para crear algo bueno y bello.. También es linda  una instalación eléctrica o una reja de hierro que harán que una casa sea más luminosa y segura.

Lindos son ellos, nuestros jóvenes, cuando al terminar el curso, muestran con orgullo el diploma y testimonian que con su compromiso, es posible salir de la resignación y construir un futuro nuevo.

P. Angelo Besenzoni – SMA (Kikolo -Angola)