Durante el tiempo de Adviento pasado, una religiosa me llevó como invitado de honor a la representación del pesebre viviente en su escuela primaria. La obra tenía como protagonistas a unos 25 niños de ocho años. 
Cuando llegué, la Hermana me dijo que tenía algunos problemas con el niño que actuaba de posadero porque él quería el rol de San José. "Ahmed es un niño musulmán, y pienso que es mejor que pongamos a un niño cristiano para el rol de José", dijo la Hermana.
Los ensayos  no estaban bien, pero ella estaba segura que a la hora de la presentación, todo saldría bien. 
Toda la escuela y los padres de los niños de tercer grado, estaban esperando la presentación. En la primera fila, estaba la directora, la Hermana y yo. Todo el desarrollo de la obra iba bien, hasta el momento en que María y José llegaron a la posada. José golpeó la puerta improvisada. El posadero, a quien pudimos ver claramente, gritó con brusquedad: "¿Quién está allí?"
A lo que se respondió: "Soy José, y ésta es mi esposa, María, no tenemos dónde alojarnos ésta noche y ella está esperando un bebé". El posadero no se movió. Entonces la Hermana se adelantó y le susurró al niño: "Ahmed, recuerda lo que tienes que hacer, querido. Abre la puerta y recita tu maravilloso discurso."
Per él no se movió, entonces la Hermana le dijo a José que llame otra vez a la puerta. Entonces, el posadero respondió más enojado aún: "¿Quién está alli?"..y José repitió su discurso. Pero el pequeño posadero no se inmutaba. La tensión crecía en la sala. La Hermana se dirigió nuevamente hacia el niño y dijo con voz fuerte: "Ahmed, tu mamá y tu papá están aquí, cariño, y ellos están orgullosos de tí". Pero el niño permanecía impasible.
Entonces la Hermana dijo a José de llamar nuevamente a la puerta y decir su discurso por tercera vez. Antes de que Ahmed decida qué hacer ahora, una potente voz que venía del fondo de la sala, dijo: "Ahmed, abre esa maldita puerta o te daré cintazos en el trasero." Me dí vueltas y vi al ser humano más grande que he visto. 
El papá de Ahmed, el señor Mohammed, era un refugiado de Sierra Leona en Australia. Mide 6 pies y 8 pulgadas de alto. Más tarde me dijo que estaba muy orgulloso de que su hijo tuviese un rol protagónico en la representación de la Navidad. Él estaba vestido con su magnífico, blanco y festivo kaftan, y una gorra blanca en su cabeza. Ahora, sin embargo, avanzaba rápidamente por el pasillo hacia el escenario, y cada persona que estaba presente, pensaba: "Abre la puerta, abre la puerta, abre la maldita puerta, porque creo que si éste tipo golpea tu trasero, será muy duro".
Alguien interceptó a Mohammed cuando Ahmed abrió la puerta y dijo melancólicamente a María: " Tú, puedes entrar", y luego gritó a José: "Pero tú, José, vete al cuerno!", con lo que José estalló en lágrimas, los pastores y ángeles comenzaron a golpear al posadero "porque dijo groserías", y los niños del público gritaban " Pelea! Pelea! Pelea!"
La Hermana se puso rápidamente de pié, se volvió hacia todos y dijo: "No es eso lo que ensayamos". Le llevó 10 minutos recuperar la paz en la tierra. 
Fue la mejor representación de Navidad que vi en mi vida, porque Dios es bueno con el desorden. La primera Navidad debe haber sido un asunto muy desordenado. Sabemos que hay una antigua tradición que sostiene que el nacimiento de Jesús fue tan milagroso como su concepción, pero si realmente su nacimiento no fue como el de usted o el mío, entonces, nuestra doctrina sobre Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, es severamente desafiada.
Me parece mucho más emocionante reflexionar sobre una jovencita de 13 años y su marido de 19 años, viajando más de 100 millas desde Nazaret hasta Belén, durante sus últimos días de embarazo.
Cuando llegaron, no tenían dónde alojarse. Al menos en una tradición, se dice que Jesús nació en un establo, donde vivían los animales. Imagina el olor. Está muy lejos de la imagen tan bonita de nuestras tarjetas de Navidad  o de lo que describimos en nuestros villanciscos.
Nadie predijo la manera en que Dios enviaría un salvador. Nadie previó que los primeros testigos de su nacimiento serían analfabetos, pastores (que no eran personas relacionadas con el templo). Y mientras algunos esperaban un mercenario para derrocar a los Romanos, otros contenían su aliento esperando el día de la manifestación de un gran rey. 
El Cielo y la tierra se unen en un bebé pobre, indefenso, un desordenado bebé que nos muestra la salida de nuestro propio desorden, en nuestra verdad, y nos conduce a la plenitud de la vida en éste mundo y en el próximo.  
                                                 Richard Leonard, sj.
Artículo traducido del Boletín de las Hermanas nsa de Irlanda, Navidad 2016.
 
 
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