martes, 28 de febrero de 2017

PASO A PASO CON CRISTO

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Reconozcamos que necesitamos un poco de coraje para entrar en el tiempo de Cuaresma...Parece largo, tan largo. Y además, a menudo nos hacemos la idea casi exclusivamente de austeridad y penitencia, mientras que se trata, sobre todo, de entrar en el tiempo del deseo, en el tiempo de caminar paso a paso con Cristo, en el camino de su amor, de muerte y de gloria.

La palabra "camino", es tal vez la que necesitamos conservar, en el momento de comprometernos con éste tiempo de gracia y de renovación.
Un camino que la Iglesia, en su sabiduría maternal, de domingo a domingo, nos señala con balisas, y también lo señala a los catecúmenos que avanzan hacia el Bautismo.

La liturgia del Miércoles de Cenizas, nos propone como primera lectura, un pasaje en el que a través del profeta Joel, el Señor nos exhorta a rasgar nuestro corazón en lugar de nuestras vestiduras. 
Tenemos aquí, toda la orientación de la práctica penitencial de Cuaresma. Que ante todo, no consiste tanto en observancias externas, sino en una actitud interior.

El Salmo 50 expresa el proceso penitencial que marcará toda la Cuaresma. 
Antes que nada, nos muestra la actitud de Dios: "tu amor", "tu gran misericordia"... y también vemos la actitud del ser humano: "reconozco mi pecado", "mi falta", "mi ofensa".
Luego vemos las peticiones expresadas en la oración del pecador: "borra mi pecado", "lávame", "purifícame", "crea en mí", "renueva y afirma", "no me rechaces", "no reprendas", "dame", "abre mis labios".
En fin, el perdón y la misericordia de Dios abren un avenir: "mi boca publicará tu alabanza".
Se trata entonces, de "vivir la nueva vida a la imagen de tu Hijo resucitado" (parte de una oración que precede al rito de la imposición de las cenizas).

En el Antiguo Testamento, rasgarse las vestiduras y cubrirse la cabeza con cenizas, es un signo de duelo, de dolor, o de penitencia ( 2ª Samuel 1, 2. 11-12, ). Ese gesto recuerda la humildad de la condición del ser humano: "eres polvo y volverás al polvo" (Génesis 3,19).
Aunque las cenizas se impongan sobre la frente o en la cabeza, que es la sede de la inteligencia y del pensamiento, éste gesto también incluye al corazón.
Las palabras que pronuncia el celebrante, invitan al creyente a recordar su fragilidad, a interrogarse sobre su destino, a convertirse, o sea, a orientar su vida según el Evangelio. 
Éste es el reto de la Cuaresma.

Ese camino de purificación, somos invitados a realizarlo en comunión con los catecúmenos que serán bautizados en la Noche Pascual. Con ellos, realizamos nuestro proceso de conversión para renovar las gracias recibidas en nuestro Bautismo.

La Cuaresma, es el misterio de Pascua, es nuestra salvación. Ya que se trata de pasar de las cenizas de nuestra condición mortal, a la gloria de la condición de hijos, en el Hijo vencedor del tentador. 
Por eso, éste tiempo de penitencia, ya es un tiempo de alegría. 

Buen camino de Cuaresma para todos!


                                 Padre GUVVALA Joseph, sma, distrito de la India.

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