viernes, 24 de agosto de 2018

50 AÑOS DE LA PROVINCIA ITALIANA DE LAS HERMANAS N.S.A: RECORDANDO A LA HERMANA ONORA DAL CORSO (1)

Han pasado 50 años desde el nacimiento de nuestra Provincia, es normal que reconstruyamos su historia, recordando las diversas etapas, los momentos hermosos, incluso aquellos un poco más difíciles ...
Cada una de nosotras podría, según su propia experiencia, representarla con una imagen significativa, aquí elegimos la imagen evangélica de "la pequeña semilla" que cayó en tierra fértil y que crece poco a poco dando flores y frutos.

Las primeras Hermanas N.SA. que han marcado los comienzos de nuestra Provincia desde 1968, han sido realmente "la tierra fértil" que ha preservado la semilla con sacrificio y entusiasmo, permitiéndole dar abundantes frutos. Empezando por la primera Provincial, la Hermana Giovanna Fusi, y sus diversas colaboradoras: Hermanas Luce, Annarosa Larghi ... y todas las Hermanas, que fueron capaces de adaptarse a las necesidades encontradas en aquellas diversas situaciones.
A lo largo de éste camino recorrido, la Hermana Onora Dal Corso ha tenido un lugar especial; ella siempre ha vinculado el amor y la solicitud hacia nuestras comunidades en Italia. Cómo no recordarla, cuando como Consejera General (1967-1973), desde Francia, siempre ayudaba y alentaba  la vida y apostolado de sus Hermanas italianas? En aquel tiempo, se trataba de las comunidades de Trezzo, de Bardello, de Marino, de Palermo, de Comerio, de Valmadrera, de Porlezza, por citar algunas!
Y cuánto a brindado durante sus años de servicio en las comunidades de Bardello y de Marino! Cada hermana tendría mucho para decir sobre ella, pero aquí la recordamos a través de sus propios recuerdos de misión: palabras sencillas pero ricas en fe, imbuídas del espíritu de nuestro Fundador y siguiendo firmemente sus huellas, para "amar a Dios y hacerlo amar".La Hermana Onora trabajó en Egipto y Chad. Veamos su propio testimonio:

En misión 
  •  "En Sedfa (fundada en 1945) estuve dos años trabajando en las aldeas que visitábamos por turno. Éramos cuatro Hermanas. Había mucho para hacer no sólo por la pobreza de la gente y la de nuestros medios, sino también por la duración del viaje para ir de un pueblo a otro. Montábamos en burro para viajar hasta 20 o 30 kilómetros! No era poco ... pero la fatiga desaparecía al encontrarnos con las personas: ancianos, enfermos, niños de la escuela, madres que luchaban con familias numerosas. Creamos un dispensario ambulante frente al cual siempre había una larga fila. La vida fue difícil para nosotras, pero todo fue contrarrestado por la alegría del bien que podíamos brindarle a éste pueblo."
  • Chagoua, Fort-Lamy, Fort Archambault. 
    "Estas son las tres comunidades de Chad en las que trabajé desde 1952 hasta 1967. Nuestra vida era difícil no sólo por el clima sino también por la falta de alimentos (no teníamos frutas ni verduras). La salud de las Hermanas se vio afectada por el agotamiento debido a la anemia. El apostolado encontró muchos obstáculos porque la gente nos tenía miedo, no entendía el significado de nuestra presencia y ni el significado del mensaje que queríamos transmitir. Los padres no veían la necesidad de enviar sus hijos a la escuela. La Hermana Alexandre-Marie comenzaba el año lectivo con una treintena de estudiantes y terminaba, a lo sumo con una docena.
  • La vida de comunidad era muy importante para nosotras, recuerdo que en Choubra, mi primera misión, Marcelle, la hermana Responsable, era una excelente animadora espiritual, supo dar la bienvenida y contener a las jóvenes que llegaban por primera vez a la misión. Nos dio confianza, nos hizo sentir amadas, creando entre nosotras un ambiente de caridad en fidelidad a la vida religiosa.
  •  Nuestra comunidad de Fort-Lamy fue la primera en realizar proyectos con misioneros laicos dispuestos a compartir nuestro apostolado. Hicimos un contrato por un tiempo determinado, pagamos el viaje, ofrecimos alojamiento adecuado y un pequeño salario mensual. Fue alrededor de 1960 que un pequeño grupo de laicos (italianos y franceses) se unió a nosotras en los distintos servicios de salud, educación y pastoral. Fue una experiencia rica y positiva.
  • También colaborábamos muy bien con los jesuitas presentes en Chad. Recuerdo al Padre Fonrobert, a los Hermanos Petignol y Larraya. Nos ayudaron incluso, en la construcción de nuestra casa.
    La Providencia nunca nos falló, guiándonos y apoyándonos en nuestras iniciativas, en las dificultades y en las alegrías."


Artículo traducido del Boletín "Il Ponte", de las Hermanas N.S.A. de Italia, n° 1, febrero 2018.

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