martes, 1 de noviembre de 2016

TERNURA EN EL EXODO CON LAS "HERMANITAS DE JESUS."


Las Hermanitas de Jesús que viven en medio del campo de refugiados cristianos de Ashti, en el valle de Nínive son un oasis de ternura en medio de una dura realidad.

Todos conocen la casita que comparten las dos Hermanitas de Jesús en el campo de refugiados de Ashti, y todo lo que ellas brindan: un pequeño espacio acogedor, con flores, una mesita y algunas mesas. Un servicio poco común en éste campo donde unas 1200 familias viven hacinadas desde hace ya dos años.

Compartir la vida cotidiana de los más pobres 
La congregación de las Hermanitas de Jesús fue fundada en 1939 por Madeleine Hutin, para los más pobres en Medio Oriente, con los musulmanes, al ejemplo del bienaventurado Charles de Foucauld que se llamaba a sí mismo: " Pequeño hermano universal de Jesús."
"Compartir la vida cotidiana de los más pobres", es la vocación de las Hermanitas de Jesús. Y es a éste campo de refugiados, con quienes lo perdieron todo, que Jesús las condujo. Obligadas por el Daesh a abandonar Mossoul en algunas pocas horas, el 10 de junio del 2014, las religiosas llegaron al Kurdistán iraquí, a su fraternidad de Ankawa, en Erbil. Las Hermanitas de Ankawa recibieron 40 refugiados, en su fraternidad.

Después de un tiempo de discernimiento, la congregación decidió abrir una pequeña fraternidad en el campo de refugiados, donde las condiciones de vida son muy difíciles.
El calor, la proximidad de las tiendas, el ocio de los hombres y de los adolescentes, las raras perspectivas de futuro y las diferencias entre las familias crean, para los habitantes del campo de refugiados, tensiones difíciles de soportar. 

"El amor triunfa!" 
La Hna. Maryam Farah, es una de las habitantes de ésta fraternidad un poco particular. Ella fué enviada a Mossoul en el año 2000 donde experimentó la hostilidad de algunos musulmanes hacia los cristianos. Frente a los ataques más o menos violentos a los que se vió confrontada, algunas veces, dudaba del sentido de su presencia y apostolado en ese lugar. 
Un día en que ella iba a trabajar al hosptital (ella es una empleada del gobierno central iraquí para distribuir las comidas en el hospital), un adolescente la insultó en la calle, sin otro motivo que la cruz que ella lleva en su pecho y el velo azul que cubre su cabeza. Pese a los insultos, ella continuó su camino sin detenerse. Algunos meses más tarde, ella golpea la puerta de una de las habitaciones del hospital para servir la comida al paciente que estaba allí. Y aquel enfermo, conmovido por su gentileza, le pide perdón por los insultos que le había proferido. En efecto, se trataba del mismo hombre y ella no lo había reconocido!  "Eso me demostró, una vez más, que el amor siempre triunfa!" 
En ese período, muy a menudo, ella pensaba abandonar Mossoul, hasta que un sacerdote le recordó que, si ella sigue a Jesús que fue perseguido y que ella logra vivir eso en paz, y si su vocación es permanecer entre los más pobres de Mossoul, ella encontrará la fuerza necesaria para realizar la Misión que le fue confiada. 
Finalmente, llega el exilio..!

Una Misión llena de atención al otro.
Las Hermanitas de Jesús continuarán ésta Misión en el campo de refugiados, donde regularmente,visitan a las familias. Es el encuentro con los adolescentes, a menudo librados a ellos mismos, que las motiva de una manera particular. 
Su disponibilidad a la escucha y la cercanía a la gente, les permite conocer todo lo que sucede en el campo, tanto las cosas buenas como las menos gloriosas. 
Ellas cuentan, por ejemplo, que un joven hombre borracho, llega frecuentemente por las noches, hasta su casa. El les pide de acompañarlo, pues tiene miedo de su padre que también es alcólico.
Otros dos jóvenes, que comenzaron a fumar porque no tienen a nadie, ahora, las visitan  frecuentemente.

Sus vidas están repartidas entre la oración y el compartir con la gente; ellas tratan de incentivar a la gente a la oración personal, mediante la adoración diaria. 
"Lo que nos llena de alegría, es ver contentos a los jóvenes." En el colectivo hacia Souleymania, donde durante el verano, se realizó el primer campamento para los adolescentes de la parroquia de MartSchmouni, en Erbil, las Hermanitas de Jesús, reían junto con todos esos jóvenes que danzaban y cantaban. Misión cumplida!


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