En el Nuevo Testamento, la palabra giregoa para "mansedumbre", viene traducida a veces, con "dulzura", e indica un estilo de comportamiento y de relación que no agreden, sino que acoge y escucha al otro/otra (...)
Es el contrario de la arrogancia: un fruto del Espíritu (Gálatas 5, 23); una verdadera forma de vida, que los creyentes y la misma comunidad cristiana, siempre están invitados a hacerla propia, como un modo de expresar el Evangelio que anuncian.
la
palabra, de hecho, no puede traducirse en ideología, en una posición
polémica, ni siquiera por la más noble de las causas: lo que dice es la
historia de la dulzura de Dios, que todo lo sana, lo acoge y lo
transforma.
No es de
extrañar, entonces, que Pablo se refiera a la proximidad del regreso de Cristo, invite a un comportamiento afable, que, casi naturalmente fluye de eso: "Que su amabilidad sea conocida por todos. El Señor está cerca!" (Filipenses 4,5). (...)
Por
supuesto, la mansedumbre puede parecer débil, casi cobarde, inadecuada
para un espacio público, lo que, como se dice, requeriría una dureza
mucho mayor. Pero ésta
beatitud no es solo una exhortación moral: es sobre todo una invitación
a una mirada más cercana, capaz de leer la historia con los ojos de
Dios, captando tal vez una dinámica menos evidente pero más central.
Por lo tanto,
puede prometer que la tierra -historia, vida- no es prerrogativa de
aquellos que la acaparan por la fuerza o de quienes levantan la voz para
reivindicarla, sino que es dada a quienes saben cómo vivir la forma
(aparentemente menor) de mansedumbre.
Francisco de
Asís es un testigo incisivo de cuán lejos está la mansedumbre de la
pasividad, y de cuán profunda es su capacidad para afectar y transformar la
historia de la humanidad.
Además, su fe en
el Creador considera a la tierra misma como el gran regalo de Dios para
la humanidad, como la obra pacífica llevada a cabo por una Palabra sin
violencia.
Es
por eso que hoy su invitación a redescubrir un estilo suave de
humanidad es tan fuerte: una forma de habitar la tierra delicada en la
impronta que dejamos en el planeta, una forma de estar en la ciudad de
hombres y mujeres llenos de respeto y de ética civil.
S. Morandini.
Articulo traducido del boletín de las Hermanas nsa de Italia: Il Ponte, n° 1 del año 2018.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario